Una avanzadilla de caza se acerca a un grupo de mamuts

Los neandertales conocían perfectamente su medio y la dinámica de sus presas, lo que les permitía abatir grandes herbívoros, como uros, rinocerontes lanudos o incluso mamuts

Una niña sonrie frente a una reconstrucción de neandertal

Una mirada de cerca permite darnos cuenta de lo increiblemente similares que somos neandertales y sapiens

El trabajo diario de una familia neandertal en su campamento de verano

Su capacidad de adaptación permitío a los neandertales sobrevivir miles de años en ambientes tan dispares como la estepa siberiana o las costas mediterraneas.

La muerte de un miembro del clan es un momento triste

Los neandertales enterraban a sus muertos, usando muchas veces ofrendas o cubriendo el cuerpo de los difuntos con pigmentos

Una joven neandertal nos sorprende con su mirada valiente

Los análisis de ADN nos han permitido conocer mejor nuestro parentesco con los neandertales, su estructura familiar o incluso su aspecto físico, como el color de pelo.

18 de agosto de 2012

Australopithecus habilis, Kenianthropus rudolfensis y otras dudas sobre los primeros Homo.


En 1972 se descubrió en el yacimiento de Kooobi Fora un misterioso fósil por el equipo de Richard Leakey, el KNM-ER 14701. Datado en torno a los 2,4-1,9 millones de años, se trató de un cráneo con una capacidad de unos 750cm3, sin torus supraorbitario, una cara plana y ancha a nivel de los pómulos, unos premolares y molares amplios y un grueso esmalte. Años más tarde de definió como Homo rudolfensis, aunque muchos dudan de que se trate de una especie diferente de Homo habilis. Esta especie por su parte tiene una buena representación de fósiles de entre 1,9 y 1,44 millones de años. Su cráneo tiene una capacidad de entre 500 y 700 cm3, un torus supraorbitario levemente marcado, una cara estrecha con la máxima anchura a la altura de las órbitas y unos premolares pequeños.
En las campañas de excavación de 2007, 2008 y 2009, a unos 10km de radio del yacimiento original de Koobi Fora, se han encontrado tres fósiles (un fragmento de mandíbula inferior, un cráneo con una mandíbula inferior y una mandíbula inferior muy completa), todos ellos asociados a H. rudolfensis según el equipo de Meave Leakey2. Este hallazgo pone de manifiesto que el fósil KNM-ER 1470 no es una rareza aislada, y que se trata realmente de una especie diferente a H. habilis. A las diferencias del cráneo se le suman un paladar en forma de “U” en vez de en “V” y unos caninos enfrentados a la parte delantera de la mandíbula en lugar de alineados a los lados.
Los autores del hallazgo recalcan la idea de que varias especies del género Homo convivieron hace cerca de 2 millones de años junto con H. ergaster/erectus, todo un rompecabezas de relaciones filogenéticas y competencias específicas. Sin embargo, ¿qué ocurriría si ninguna de las especies más antiguas de nuestro género perteneciese realmente al género Homo?
Recientemente se ha sugerido que H. habilis se debiera incluir realmente en el género Australopithecus, debido a las características primitivas que aún conserva, como el tamaño y las proporciones corporales, su locomoción, el tamaño relativo de sus mandíbulas y dientes, su patrón de desarrollo o su grado de encefalización. Por su parte H. rudolfensis podría reubicarse en el género Kenianthropus, fuera de la línea evolutiva humana. Este género fue propuesto en 2001, curiosamente por Meave Leakey, a partir del fósil de un cráneo en el lago Turkana datado en unos 3,5 millones de años3.  El Kenianthropus platyops, así se denominó, comparte una anatomía facial similar a la de rudolfensis. Si agrupamos ambas especies en este género, podríamos interpretar que en la evolución de los homínidos se han producido dos procesos de encefalización hace alrededor de 2 millones de años, el de Homo y el de Kenianthropus.
Los primeros fósiles del género Homo y sus relaciones filogenéticas están abiertos a una amplia interpretación, que se irá despejando según de complete el registro fósil en torno a los 2 y 3 millones de años. Es posible que los actores que conocemos actualmente como H. habilis y H. rudolfensis no sólo no pertenezcan al género Homo, sino que ni siquiera pertenezcan a la línea evolutiva humana.

Bibliografía
1 Leakey, R.E. 1973. "Evidence for an advanced Plio-Pleistocene hominid from East Rudolf, Kenya"; Nature 242: 447-450.
2 Leakey, Meave; Fred Spoor; M. Christopher Dean,; Craig S. Feibel; Susan C. Antón; Christopher Kiarie & Louise N. Leakey (2012) "New fossils from Koobi Fora in northern Kenya confirm taxonomic diversity in early Homo New fossils from Koobi Fora in northern Kenya confirm taxonomic diversity in early Homo". Nature 488. pp: 201-204
3 Leakey, Meave G.; Spoor, Fred; Brown, Frank H.; Gatogo, Patrick N.; Kiarie, Cristopher; Leakey, Louis N. y McDougall, Ian (2001). «New hominin genus from eastern Africa shows diverse middle Pliocene lineages». Nature 410: pp. 433-440

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